La Comunidad de Regantes convoca junta general extraordinaria para el 18 de septiembre

LOGO REGANTESRecientemente se ha convocado por parte del presidente de la Comunidad de Regantes una junta general extraordinaria para el próximo miércoles 18 de septiembre. Será la cuarta vez que esta comunidad reúna a todos sus miembros en sesión plenaria desde que se retomó la actividad en octubre de 2011.

Muchos de los que leéis estas líneas os preguntaréis qué es esto de una comunidad de regantes en Montejícar, cuando nunca se ha escuchado sobre riegos y no se conoce embalse o pantano alguno en la localidad. Algunos conocerán de la existencia de unas acequias que hace tiempo regaban las riberas del río a su paso por la Huerta Blanca, o de pozas en él por encima de la Fuente Cabra o en la misma Huerta Blanca. Sin duda los montejiqueños de más edad han escuchado de su existencia e incluso han disfrutado de esos baños en el propio cauce en época veraniega, cuando aún discurría bastante cantidad de agua. ¡E incluso se dice que nadaban peces!

Pues bien, esas vivencias fueron realidad cierta en el pasado y aun hoy continúan aunque de forma más bien testimonial. Se vienen practicando desde tiempo inmemorial y pasaron a formalizarse oficialmente en la década de los 50 del siglo pasado, por requerimiento de las autoridades de la época. En el caso de Montejícar se inició la creación de la comunidad mediante el levantamiento de actas de notoriedad de las parcelas e infraestructura de riegos en el año 1957. Posteriormente se redactaron las ordenanzas y reglamentos de la comunidad y se tramitaron conforme a la legislación vigente para que el 20 de diciembre de 1961 la entonces Comisaría de Aguas del Guadalquivir diera por constituida la comunidad a todos los efectos legales. Entonces los riegos eran generalizados y necesarios para cultivar las frutas y hortalizas que llegaban a las mesas de nuestros padres y abuelos. Pertenecieron inicialmente todos los propietarios de parcelas que alindaban al río y que desviaban su agua mediante pozas, acequias y surcos, y posteriormente con acequias de fábrica de cemento. Porque como bien se ha dicho, al no existir en el término municipal embalse o pantano, los derechos de los regantes eran (y son) exclusivamente sobre las aguas superficiales que bajan por el río Guadahortuna, o como figura en algún documento, sobre las aguas del «río llamado Arroyo Grande o San Marcos, y sus venajes de Castilla, Cuarterones y el Prado». En el primer censo constaron unos 130 regantes y 18 cortes del cauce entre pozas y presas de donde se derivaba el agua mediante acequias y surcos para regar 148 parcelas que sumaban una superficie de 56 hectáreas.

Pese al cambio legal, los riegos continuaron realizándose según la costumbre, mediante la fijación de horarios para el uso de las aguas que bajaban por la acequia. Al inicio de los años 80 con la llegada de la autonomía andaluza, la junta promovió la modernización de los regadíos. Fue en aquellos momentos cuando se ejecutaron las acequias de cemento que hoy conocemos y que discurren a ambos lados del rio pueblo abajo, en la solana del Prado y la cerradura de San Marcos. La nueva infraestructura se mantuvo en uso las dos décadas siguientes, no sin el mantenimiento anual requerido al inicio de cada campaña de riegos por el mes de abril, que se llevaba a cabo por cada uno de los regantes en el tramo que le correspondía. El cultivo de huertas se había visto reducido gracias a la llegada de las tiendas y supermercados y ahora lo que se regaba eran cereales y leguminosas.

El abandono de cultivos propios del regadío, la disminución de las precipitaciones (y por tanto el caudal del río) y el continuo mantenimiento que necesitaban, derivó en el abandono paulatino de las acequias. Tan solo algunos agricultores las mantuvieron por cuenta propia para el riego de sus parcelas. Habían sido objeto de dejadez, pero también influyeron las obras de asfaltado del camino de la Huerta Blanca hasta el Padulejo por parte del I.A.R.A., el acondicionamiento de caminos rurales que se realiza cada dos o tres años, la construcción de la depuradora y los trabajos de limpieza de cauces que de vez en cuando realiza la propia Confederación Hidrográfica del Guadalquivir.

En la actualidad la actividad se mantiene en varias parcelas de la llamada Vega de Los Morales, unos cientos de metros antes de llegar al cortijo del Alambique por el camino de la Huerta Blanca. También algunos usuarios se sirven de pozas para regar parcelas en la solana del Prado y algún otro lugar más. Con motivo de las ayudas convocadas por la Consejería de Agricultura en 2011, a iniciativa del Ayuntamiento, se retomó la actividad administrativa y el funcionamiento de la comunidad. El fin que se perseguía era acogerse a dichas ayudas para la mejora de la infraestructura de riego, y por qué no, ampliar la superficie regable con la inclusión de nuevas parcelas y regantes que podrían estar alejadas del propio cauce del río y estar destinadas a cultivos distintos a los acostumbrados al regadío, como el olivo. Sin embargo la celeridad con que se produjo la convocatoria, la antigüedad e inexactitud del censo de regantes y las condiciones en las que hoy en día se desarrolla la actividad agrícola, con los productos agrícolas infravalorados, imposibilitó un acuerdo para desarrollar el proyecto.

La situación a día de hoy es que se ha actualizado el censo de regantes, pasando a ser 27 los interesados, con un total de 37 parcelas que suman 49,59 hectáreas. No obstante, como se ha indicado, no todos hacen uso de su derecho, al estar las acequias en bastante mal estado. Se pretende sin embargo que la comunidad continúe existiendo y de esta forma posibilitar futuras actuaciones en el cultivo de regadío de la localidad, en el momento que las condiciones de la agricultura lo requieran y se pongan a disposición de los regantes nuevos incentivos por parte de las administraciones públicas. Es por lo que se anima desde la junta directiva de la comunidad, a regantes e interesados que posean parcelas junto al cauce del río, a que se unan a este proyecto y en un futuro participen de la mejora del campo de nuestro pueblo. Su presencia en la junta general del próximo miércoles 18 de septiembre se hará entonces imprescindible. En ella se aprobarán las nuevas ordenanzas de la comunidad y se redactará el censo definitivo de miembros con derecho a uso del agua, pues ha sido requerido por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir.

LA JUNTA DIRECTIVA.

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